martes, febrero 27, 2007

La fábula del rey desnudo.



Érase una vez un bello príncipe, elegante, instruido y trabajador, que llegó al trono de España y de toda Europa con la fuerza de las armas y la fuerza de la seducción: todos se veían impotentes a su paso, y al tiempo todos lo admiraban por su postura y su discurso. Era un soberano aclamado y envidiado, un potentado que había accedido al poder mediante una dictadura derivada en aclamación popular por su ética flamante y su estética dominante.

Cuando el reinado debía asentarse definitivamente, al monarca le aparecieron los primeros síntomas de la acción viciosa del poder: aprendió a ser altivo y soberbio desde su pedestal, olvidó cuidarse y de dónde venía. Valores como el trabajo, el sacrificio y la autoexigencia se pusieron en peligro ante el dulce y adictivo sabor de la miel del éxito instantáneo. Las preocupaciones en la corte empezaron a ser más triviales, y el rey atendía a su vestuario y a la propaganda de sus acciones con despreocupada pasión.
En sus largos paseos por su reino, creía exhibir preciosos trajes y su pose modélica de siempre, pero algo empezaba a fallar.

Muchos caían en la cuenta de que el rey, como en el célebre cuento de Hans Christian Andersen, paseaba entre dominios con poca ropa, hasta quedase prácticamente desnudo, pero los pérfidos interesados y los voceros reales convencían al emperador de que su traje dorado sólo podía ser apreciado por los inteligentes, los capaces de ver más allá, y a quienes se atrevían a gritar que el rey iba desnudo se les trataba con la indiferencia del ignorante.

Nuestro monarca continúa con sus campañas y sus paseos, conserva su belleza natural y la pureza de su espíritu, y se acaba de cruzar en su camino con un rebaño de carneros vascos, dóciles y penitentes, que nos impiden ver su cuerpo y saber si por fin se ha dado cuenta de su error y se ha puesto el ropaje de campaña; sólo queda a la vista su rostro relajado y sonriente y su preciosa cabellera. En muy poco tiempo todos los súbditos sabremos si el rey se ha vestido y vuelve a gobernar o si definitivamente ha perdido el juicio y enseña sus vergüenzas hasta que lo derroquen por demencia sobrevenida.
Fotos: As, Getty Images

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domingo, febrero 18, 2007

Equivocar el diagnóstico.


Un grupo de coordinadores de Lezama, presuntos expertos en el fútbol base, se ha dedicado con afán a determinar las causas del difícil momento que vive la cantera vasca en general y, por lógica extensión, el Athletic en particular. Ojo a las conclusiones: los niños ya no juegan al fútbol en la calle y en los parques tanto como antes (entre mundos virtuales y prohibiciones ecologistas, se dedican a otras cosas), y los niños deben entrenar más horas, para lo que es necesario reformar la Ley Vasca del Deporte. No hay duda: el Athletic vive un momento de crisis a todos los niveles porque en los parques se prohibe jugar a la pelota.
Perderse en disquisiciones acerca de la relación proporcional entre el talento y las horas de trabajo es simplemente eso, perderse. Porque ni explica los factores tradicionales de la cantera vasca desde arriba hacia abajo, ni potencia las ventajas diferenciales de abajo a arriba; y, ni mucho menos, hace autocrítica o analiza los errores en la contratación de responsables técnicos, en la demarcación de líneas de trabajo o en el descarte de futbolistas válidos. Claro que mientras no se pueda pisar el césped en los parques y las clases de inglés terminen tan tarde, no hay nada que hacer.

Segunda muestra: Terry Venables, ayudante de Steve McClaren en la selección de Inglaterra, achaca en unas sesudas declaraciones el mal momento del equipo nacional a la masiva llegada de jugadores foráneos, y señala como uno de los responsables individuales, por su política deportiva, a Arsène Wenger. Los inventores del fútbol no juegan ni a los bolos y se han complicado el pase a la Eurocopa porque el Arsenal se ha convertido en cantera de la aldea global y los imitadores crecen en las Islas; tampoco gana nada Inglaterra desde 1966 porque cada vez hay más técnicos y futbolistas extranjeros que desnaturalizan el estilo histórico británico (fenómeno exclusivo de la Liga inglesa, dicho sea de paso). ¿Cómo no hemos caído antes?
Claro que reconocer que uno maneja la generación de más talento de los últimos años y ni siquiera sabe si le interesa tener o no la pelota es más complicado.

Son sólo dos ejemplos de dos entidades históricas que no pasan por su mejor momento, aferradas a la tradición de siempre pero agarradas ahora a explicaciones peregrinas. La Sociología es tan extensa que uno suele sentirse cómodo en ella, diga lo que diga, y tan voluble que acoge teorías de lo más variopinto. Pero es que estamos hablando de fútbol.

Foto: www.canalathletic.com

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miércoles, febrero 14, 2007

El color del ego.


Como es metafísicamente imposible separar el futbolista- profesional del futbolista- persona, los mismos rasgos que definen la carrera de Samuel Eto`o explican sus actitudes difícilmente comprensibles. El Barcelona campeón de Liga y campeón de Europa es un dechado de talento, virtuosismo técnico e imaginación y estética en la apuesta, todo ello aderezado con unas dosis perceptibles de trabajo y esfuerzo. El símbolo de ese aderezo físico y emotivo es Eto`o; pero también es el símbolo de la afrenta vengada, de la bofetada en la cara del Real Madrid y el fin definitivo de su ciclo ganador. Como Samuel simboliza tantas cosas, han bastado unas declaraciones explosivas para que el barcelonismo se angustie y adivine otro fin de ciclo.


Sólo la furia y el orgullo inquebrantable explican su figura y su imparable crecimiento como futbolista; para crecer así, siempre ha sentido la obligación de no levantar el pie del acelerador, de inyectar en sangre sus ojos aun a costa de perder perspectiva. Sin duda, ignora Samuel dos cosas: la primera, que los grandes de verdad lo son porque son capaces de detectar la necesidad de pausa y sosiego entre cada arranque furioso y veloz; y, la segunda, que quien sólo sabe sobrevivir en la furia, necesita siempre un enemigo para que su progresión tenga sentido.


Esa furia incontrolable demuestra la causa de su permanente estado de celo compulsivo; celoso de la gloria y los privilegios de Ronaldinho, rencoroso con el Real Madrid, prepotente ante los rivales, y ahora enfrentado a unos compañeros divididos. Dice un proverbio jurídico que no basta con tener razón, también hay que demostrarlo; Eto`o sólo demuestra que hay multitud de razones para desconfiar de su discurso ansioso y egocéntrico. No determina el protagonismo quien no sabe vivir alejado de él, ni puede exigir respeto quien no lo tiene por casi nada ni por casi nadie.


Una frase reveladora y lapidaria de Samuel Eto`o fue el pórtico de su carrera en Barcelona: "Voy a correr como un negro para vivir como un blanco". Ha pintado de rosa el escudo azul y grana identitario y ha ayudado decisivamente a que regrese el verde laurel del triunfo. Pero, en su paleta de colores, nunca se deshizo de una brocha gorda con la que ha palidecido el alma del barcelonismo. ¿De qué color es tu ego, Samuel?
Foto: EFE

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lunes, febrero 12, 2007

No hay problema.


Aunque las sensaciones futbolísticas huyen de la estadística, el fútbol en sí guarda cierto parecido con la matemática: uno se adentra en su mundo, y sólo avanza si es capaz de resolver los distintos problemas que se le van apareciendo.
Escuché en una conferencia al ex ministro Manuel Pimentel diferenciar el talento de la inteligencia; decía, en unas charlas en torno a los jóvenes empresarios, que la inteligencia consiste en determinar qué disyuntiva de las que se presentan a tus ojos es la más adecuada, mientras que el talento es la capacidad de desarrollar, una vez determinada la solución, lo que requiere esa disyuntiva.
Al final, todo es cuestión de resolver un problema con las herramientas de cada uno o, lo que es lo mismo, escoger un camino en un cruce sin señalización aparente.
El planteamiento de un partido de fútbol no es sino trufar el campo de trampas al rival mientras detectas las suyas y tratas de burlarte de ellas. Y entre trampa y trampa, la pelota, muchas veces, no tiene quien le escriba.

Así que, si primero entra en juego la inteligencia, y después el talento, lo siguiente será encontrar puntos de referencia en el campo: jugadores que den salida a la pelota desde atrás, y jugadores que la reciban en el medio y la jueguen como Dios manda; con pausa, con mimo y con precisión. Quien adolece de falta de pausa en la generación de la jugada olvida que sólo la calma precede a la intensidad; el que es impreciso caerá en alguna trampa de inmediato, y quien no tiene mimo desprecia la pelota y, por eso, no nos interesa.
El fútbol tiene ahí una formulación para resolver casi todos los problemas, pero como es la más dificultosa, la mayoría trabaja por aproximación, y prescinde de algún punto de referencia u olvida la pelota para resolver antes. Todo con prisa y sin brillo, es lo que hay …

Claro que a todo ello escapa un punto referente precios opero del que casi todos prescinden hoy: los extremos. Decía Rial que “algunos me recuerdan a algo que escuché sobre la mujer. La esposa ayuda al marido a sobrellevar los problemas que éste no habría tenido si no se hubiera casado. Hay habilidosos que salen genialmente de los problemas que ellos mismos se han creado sin ninguna necesidad”.
El fútbol, como la vida, no te deja jamás olvidarte de los problemas, así que más reconfortante será disfrutar en el camino que vivir angustiado por alcanza runa tranquilidad que no existe. O, si no, ¿acaso hay algún hombre que no busque en su vida una buena esposa?
Foto: AP

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martes, febrero 06, 2007

El fútbol sin ti.



Acabamos de vivir un fin de semana vergonzante en el que el fútbol se ha metido por méritos propios en las crónicas de sucesos. En Sicilia, un policía ha sido asesinado a las puertas de un estadio en medio de unas revueltas criminales y unas imágenes aterradoras.
Acaso lo más preocupante no sea que esto pueda llegar a suceder en torno a un partido de fútbol, sino que no constituye un hecho aislado, sino la continuación de una violencia creciente e inflamada de la que algunos avisaban con los ojos preocupados y ahora todos temen con el alma encogida.

Muchas veces hemos comentado que el fútbol es un espejo que nos devuelve la imagen de nuestra sociedad a fragmentos muchas veces distorsionados; no nos confundamos: el espejo no es quien distorsiona, somos todos los que formamos esa sociedad. Por eso, la explicación de que la violencia existe en el mundo y el fútbol no puede escapar a ello no vale en este caso.
En Argentina, las "barras bravas" controlan buena parte de la adjudicación de entradas, extorsionan a los dirigentes e incluso a los jugadores, obligándoles a perder según se perjudique o no a otros criminales rivales; en Palermo, los Warriors organizan batidas para asaltar y linchar a aficionados rivales y policías, dominan su Curva del Renzo Barbera cobrando una tasa a todo el que se decide a ver un partido desde allí y se cree que se financian con el tráfico de drogas; en Holanda y en Alemania, grupos ultras y neonazis tienen prohibido, bajo amenazas, a sus clubes fichar jugadores de raza negra o religión judía, ... Y así podríamos seguir durante un buen rato.
Esto no es simple violencia, es crimen organizado, Mafia con mayúsculas que sigue echando raíces en nuestro despreocupado fútbol.
Siempre es recomendable escarbar más allá de un hecho concreto y fijarse tanto en lo que vamos descubriendo como en los restos que quedan en la uña.

Pero además, concretamente en Italia, sigue suspendido el fútbol, y se van a adoptar medidas que irán desde prohibir los viajes organizados hasta decretar la puerta cerrada en algunos campos. Pagan justos por pecadores o, lo que es lo mismo, se aleja a la gente del fútbol.
Como este deporte creció tanto, tras su conversión en fenómeno de masas, desapareció el sentimiento del corazón de los jugadores; las urgencias del resultado inmediato y el pragmatismo social imperante alejaron al fútbol de la pelota. Ahora, la incapacidad de unos y la bajeza moral de otros empiezan a alejarlo de la gente. Este mundo sigue perdiendo contacto con sus bases elementales. ¿A qué estamos jugando?


Fotos: Yahoo, Getty Images

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