¡Aguante, Diego!
Suele decirse que la repetición de una conducta instaura una costumbre, yendo más allá de la propia valoración de la misma. El escritor Berthold Auerbach lo terminó de aclarar con su fino ingenio, cuando concluyó que la novedad atrae la atención e incluso el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto. Esta reflexión condena de raíz muchas diversiones colectivas, y la verdad es que los españoles tenemos algunas costumbres difíciles de explicar. Una de tantas, elevada a una suerte de deporte nacional, consiste en construir un pedestal de plomo, revestirlo en oro, y dedicarnos a elevar a lo más alto a quienes destacan en alguna faceta de la vida. Lo curioso es que el afán no es adulador, sino cínico, porque pocas cosas nos divierten más que tambalear entre todos nuestro pedestal y ver caer desde las alturas al ídolo popular. Así una y otra vez, y lo peor de todo es que parece entretenernos.
Confieso que no conozco tan a fondo a la sociedad argentina en su conjunto, pero sí cuento con una vaga idea sobre su modo de actuar respecto al fútbol, y aquí reside una diferencia casi sangrante. Sólo ver la preocupación sincera, el cariño y la conmoción que causa cada nueva recaída de Maradona debería hacernos reflexionar. La representación es justo la contraria: el ídolo subido al pedestal más alto jamás edificado parece luchar por saltar definitivamente al vacío mientras todos los demás le intentan disuadir e incluso tratan de amortiguar la caída con su propio cuerpo.
Lo que nos debería llevar a meditar si somos aún una sociedad troglodita, o simplemente nuestro fútbol carece de fuerza identitaria y cohesionadora.
Como tantas veces hemos dicho, el fútbol en Argentina sólo puede explicarse a partir de la pelota, como el inglés vive por y para el espectador y el español sólo se preocupa de sus jugadores. Y dado que no ha existido nadie que se haya relacionado con la pelota como lo hacía Maradona, toda la fuerza del fútbol sigue apoyándole incluso ante comportamientos personales que causan sonrojo. Tan absurdo es acercarlo al sentimiento religioso como abandonarlo a su suerte después de habernos hecho tan felices, y lo que allí son mensajes de dolor y apoyo e incluso oraciones, aquí serían cámaras ocultas tratando de captar la imagen más doliente del incauto que accedió a subir a nuestro pedestal.
Para los que viven el fútbol como algo más que un recurrente tema de conversación sin contenido, cuidar en estos momentos de Maradona es casi una obligación, porque simboliza cosas muy importantes. Primero, el número diez, el signo más cercano a la perfección; para los más histriónicos, representa lo más cercano a un Dios terrenal en los tiempos del agnosticismo convencido; y, sobre todo, Diego encarna la unión entre un pueblo y un líder, un pueblo y unos colores, y eso es lo más cercano al sentido verdadero del fútbol.
Confieso que no conozco tan a fondo a la sociedad argentina en su conjunto, pero sí cuento con una vaga idea sobre su modo de actuar respecto al fútbol, y aquí reside una diferencia casi sangrante. Sólo ver la preocupación sincera, el cariño y la conmoción que causa cada nueva recaída de Maradona debería hacernos reflexionar. La representación es justo la contraria: el ídolo subido al pedestal más alto jamás edificado parece luchar por saltar definitivamente al vacío mientras todos los demás le intentan disuadir e incluso tratan de amortiguar la caída con su propio cuerpo.
Lo que nos debería llevar a meditar si somos aún una sociedad troglodita, o simplemente nuestro fútbol carece de fuerza identitaria y cohesionadora.
Como tantas veces hemos dicho, el fútbol en Argentina sólo puede explicarse a partir de la pelota, como el inglés vive por y para el espectador y el español sólo se preocupa de sus jugadores. Y dado que no ha existido nadie que se haya relacionado con la pelota como lo hacía Maradona, toda la fuerza del fútbol sigue apoyándole incluso ante comportamientos personales que causan sonrojo. Tan absurdo es acercarlo al sentimiento religioso como abandonarlo a su suerte después de habernos hecho tan felices, y lo que allí son mensajes de dolor y apoyo e incluso oraciones, aquí serían cámaras ocultas tratando de captar la imagen más doliente del incauto que accedió a subir a nuestro pedestal.
Para los que viven el fútbol como algo más que un recurrente tema de conversación sin contenido, cuidar en estos momentos de Maradona es casi una obligación, porque simboliza cosas muy importantes. Primero, el número diez, el signo más cercano a la perfección; para los más histriónicos, representa lo más cercano a un Dios terrenal en los tiempos del agnosticismo convencido; y, sobre todo, Diego encarna la unión entre un pueblo y un líder, un pueblo y unos colores, y eso es lo más cercano al sentido verdadero del fútbol.
Fotos: www.maradona10.com
Etiquetas: Actualidad Internacional
13 Comments:
@ piterino
Gran post de reflexión amigo Pedro. Para mí es exagerado lo que sienten por Maradona los argentinos. Ha sido un genio, pero su conducta fuera del césped no es la más idónea para considerarle un Dios. Dios se comportaba de una otra manera...
Un abrazo y a ver si me visitas en Jogo Bonito.
Sensacional Pedro, la comparación es muy acertada, sobretodo me quedo con que la gente intenta disuadir a Maradona, que una y otra vez hace mérito para caer de ese pedestal, qué cierto es !! la gente lo admira, y eso está bien, pero no hasta ese punto, eso es inhumano, hay gente que ha hecho mucho más mérito que un simple drogadicto con magistral toque de balón ...
Salu2 !!!
Cuando Maradona estuvo ingresado en el hospital apunto de morir, daba verdadera envidia ver a todos los argentinos pendientes de el, muchos a las puertas del hospital dandole animos. Esta gente tiene mucha pasión por sus idolos. Lo de la iglesia maradoniana ya me parece pelín excesivo, pero el apoyo que les dan siempre, pese a que hayan bajado de la gloria, es verdaderamente admirable.
Saludos Pedro, otro post maravilloso como siempre.
¡Más que un post es una ponencia en toda regla!
El magnetismo de Maradona... El otro día escribía sobre esto Arteta en su columna, basándose en lo que le había contado Caniggia cuando coincidieron en el Glasgow Rangers.
Muchas cosas se juntaron para que el Diego reciba esa consideración. No sólo es lo que hizo y cómo lo hizo, sino el momento.
PD: muy buena la foto de la pintada, con el Vesubio de fondo lanzando el Scudetto y Platini claudicando ante un musculoso y estilizado Maradona...
Muy bueno, sobre todo me quedo con el primer parráfo. Qué gran verdad. Pero... ¿porqué nos ocurre esto?
Respecto a Maradona y los argentinos, yo no estoy de acuerdo con su forma de proceder. Pineso que una vez fuera del campo hay que dejar al resto vivir su vida. Ayudarlos pero no agobiarlos. Ni decir todo el rato que es un "dios" pq después se lo cree... y la caga.
Gran primer párrafo Piterino. Entre los 10 mejores del año. Por lo demás estoy de acuerdo con jogo bonito. Un dios, vale, pero fuera del terreno de juego también hay que saber comportarse....
Pero impecable tu post.
Un abrazo del doctor, de nuevo de guardia!!!
@jogo bonito
Sí, es cierto, es totalmente exagerado. Pero representa tanto para los argentinos, y tienen ahora mismo tan poco que presumir como país, que centran en el Diego todo su orgullo. Es exagerado y hasta absurdo, pero yo les entiendo ...
@landon donovan
Muchas veces, el mérito tiene poco que ver con la conducta de cada uno. Yo tiendo a admirar a quien, al menos en lo suyo, destaca lo suficiente como para que me fije en él. Y Maradona cumple el requisito de admiración mejor que nadie. Otra cosa es que, privadamente, no pase de ser un pobre hombre carcomido por los riesgos de la fama y la adulación sin límites.
@elías
Tienes razón, ese punto de vista de sentirse defraudado en cierta manera con Maradona lo comparto y no lo reflejé en el post. Gran observación. Un saludo!
@javi
Gracias! La verdad es que emociona cómo defienden e incluso protegen a un ídolo colectivo; y la emoción ya no brota tanto del propio Diego, que continúa en un imparable proceso autodestructivo, sino de la manera en que la gente de la Argentina vive todo lo grandioso que tiene su fútbol. Ahí está el tema del post, qu de paso aprovecho para desearle ánimos a un hombre que produce lástima e incluso temor ante el riesgo evidente de un desenlace infortunado.
Un saludo!
@david
Gracias! Sí, el mural napolitano que he encontrado es genial. Saludos!
@hoeman
Muchas gracias! No sé por qué, pero nos ocurre, y no sólo con el fútbol. Me parece un buen motivo para reflexionar un poco.
Un saludo!
@el doctor
Por supuesto, claro que no defiendo a Maradona, ni le adularía como lo hacen algunos fanáticos. Pero, al menos a mí, me emociona ver sentimientos así en torno al fútbol, más aún ahora...
Saludos!
Bufff, yo subscribo tus palabras, es lo que hay que decir de Diego, tan genial como extraño, tan Dios como humano.
Saludos.
Está claro que es una persona admirable, futbolísticamente hablando, pero una cosa es ver vídeos de él y hablar bien cuando afrontas una tertúlia sobre él y otra esperar en la puerta de un hospital para ver cómo evoluciona con lágrimas en los ojos ...
Vamos, es mi opinión.
Salu2 !!
Bravo Piter! Y sabes quizas es lo que hace sentir a un argentino orgulloso? es que tienen su propio dios, su propia leyenda viviente, algo asi como un robin hood y que los hace sentir MUCHO, y eso no lo quieren perder, quizas por eso se preocupan por el, porque el es mas que una bandera para su reprentacion.
Saludos Piter GROSSO!
Pedro, lo primero felicidades por tu año de blog, ya que en el anterior post no pude hacerlo.
Y de este enorme artículo, concuerdo con la visión iconoclasta de los españoles que nos impide valorar en su justa medida las cosas importantes de la vida.
Concuerdo en parte con elías, pues yo también me siento defraudado por él, pero no podemos juzgar a quien creemos conocer, sin saber sus circunstancias. Partir de una familia humilde al estrellato en tan poco espacio de tiempo, hacerlo de la mano de tanto 'pillabichos' adulador a tu lado y recelar de tanta gente envidiosa es un cóctel del que dudo que muchos hubieran salido airosos.
Debiera impartirse en las escuelas como asignatura obligatoria el aprendizaje de la sociedad mercantil y su impacto en los niños prodigio.
Un abrazo
@zaragocista
Extraño y genial, sin duda. Lo de Dios parece que no lo supo entender y enloqueció por exceso.
Saludos!
@landon donovan
Yo iba un poco más allá del detalle casi "freak" de los que le rezan en la entrada del hospital. Me refería al cariño y cuidado de los símbolos futbolísticos nacionales. Pero sí, sin duda, comparto tu opinión.
Un saludo!
@paco casal
Es cierto, lo consideran un símbolo que los une y representa como ningún otro puede hacer a nivel nacional, casi ni la bandera albiceleste aglutina tanto.
Saludos capo!
@shojan fitzgerald cruyff
Totalmente de acuerdo con tu réplica. Cuando uno no crece en valores estructurados, el riesgo de vivir una vida desestructurada es elevado cuando los recursos crecen sin parar.
Un saludo!
Buenas,
Diego en Argentina es Dios, y para nosotros eso es muy exagerado, para mí también... pero teniendo en cuenta que los argentinos olvidan el hambre en las canchas de fútbol, entiendo que hagan ese paralelismo.
Para mí Maradona ha sido el mejor jugador del mundo o sinó uno de los mejores, y no se me cae al suelo por su actitud fuera de los estadios, al revés. EL ha tenido un problema de drogas y ha hecho lo que pocos hacen, "recuperarse", adelgazar un montón de kilos y volver a su vida normal, al menos aparentemente ... eso aunque vuelva a recaer es uno de los mensajes más valiosos que nos ha dejado Maradona...de las drogas también se sale.
Un beso y nuevamente buen post.
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