Desfile en soledad.
Un equipo de fútbol puede tomar cualquier decisión menos la de volver la espalda a su gente. Quienes no respetan la tradición de grupo y quienes no respetan a las personas que lo conforman y lo siguen sufren la misma ignorancia irrespetuosa: no entienden la vida y la historia del fútbol.
Un club no deja de ser un desfile de almas, voluntades y talentos, encabezado por el escudo y los valores sustentados y exhibidos por los protagonistas del momento, y seguido de los socios y aficionados que dan sentido al peregrinaje.
Durante el camino, los estandartes hallan dificultades, luchas a vida o muerte y paraísos terrenales tan bellos como fugaces. En la batalla por el éxito y por seguir adelante, quienes portan el escudo vuelven la vista atrás y encuentran siempre el sentido del fútbol y de su propia dedicación en todos aquellos que se sienten partícipes de su existencia. El fútbol consiste en esto y sobrevive con fuerza entre nosotros así. Habrá desfiles modestos, recién iniciado su camino; los habrá opulentos, multitudinarios, otros equivocarán el rumbo en la cabecera y sólo la masa social los reconducirá. Pero los aficionados somos sagrados y quien no lo comprenda pone en peligro nuestra pasión colectiva.
En el fondo, las personas buscamos grupos desde siempre, bajo una bandera que nos defienda e identifique y al calor de la compañía del semejante. La vida sólo se explica a través de desfiles, porque es un desfile ella misma.
Uno inicia su camino y lo guía como sabe y puede entre las vicisitudes que se encuentra; tras él, caminan en procesión todos los que lo quieren y ayudan, mientras los demás observan y los más osados comentan. Hay quien siempre está presente entre la multitud, quien anima el camino y quien lo abandona, gente que se une a la mitad del recorrido y otra que desaparece.
Como nos tememos que el final conocido es de extrema soledad, nos unimos a todo desfile colectivo que nos reconforte, con la remota esperanza de no morir solos.
Por eso, no aceptar así el fútbol es no aceptar así la vida, y por eso también los equipos y las personas corremos un mismo riesgo: si no entendemos que lo único que da sentido al horizonte es la gente que tenemos detrás, podemos convertirnos en coleccionistas de almas y máscaras de quienes nos ayudaban a seguir adelante y ahora, con el estandarte a la deriva, se ven obligados a marcharse para no sufrir más.
Fotos: AP, Getty Images
Etiquetas: Reflexiones
10 Comments:
Interesante reflexión la que propones.
Sin duda el máximo patrimonio que un equipo tiene es su afición. Y lo digo econocmicamente y socialmente.
Nunca puedes dejar de lado a tu afición. Bien es cierto que no siempre se pueden aceptar las exigencias que la mayoría de la masa social pretende, ya que así todos los equipos gaanrían todo, todos los años. Pero ante todo se la debe respetar y hacerla feliz.
Saludos.
Buff... qué pedazo de reflexión. Ante tal obra literaria es difícil contradecirte.
Pienos que llevas razón, el ser humano (y los animales) huye por naturaleza de la soledad, en el fútbol ocurre lo mismo. Los futbolistas necesitan sentir el cariño, aprecio, conformidad y/o disconformidad de la afición y viceversa.
¡Qué inteligente eres!
Sólo quiero añadir una cosa: al igual que un club se equivoca muchas veces y su afición y su base logran rectificarla, en la vida muchas veces hay que elegir senderos que no son los acertados, pero la persona es capaz de darse cuenta y rectificar, aunque sea duro.
Un abrazo del doctor!!
No se si añadir algo mas, un post perfecto y una gran reflexión. Como dice zaragocista, lo maximo que tiene un equipo es la aficion.
Un saludo
Desgraciadamente, Piterino, aquí en España no sabemos mandar, ni guiar. Me explico. El fútbol vive por lagente que hay detrás, osea todos nosotros. Pero esa gente que manda, nosotros, lo hacemos mal.
Somos los primeros en quemarlo todo cuando perdemos, en criticar cuando se necesita apoyo, en animar cuando se necesita prudencia, etc.
España es un pais de malos mandatarios, y eso lo llevamos en los genes, queramos o no.
Vaya tostón he soltado dios...
Eres grande tio
Un gran post, con buena reflexión y sobretodo con una cosa humanidad. A mí me ha llegado y eso es mucho ;-).
En serio felicidades por el post.
Un beso.
@ piterino
La soledad en si, no es desada por nadie, y claro está, la comunión entre colectivo e hinchada debe ser perfecta. Un pos muy bueno, pero, aquí va está interesante pregunta: ¿tiene entonces Emerson motivos para no querer jugar en el Bernabéu...?
Un abrazo
la afición hay que cuidar sin ella no se forma un buen club, la de liverpool es unos de ejemplo,
@zaragocista
Respetarla, más que nada porque sostiene este tinglado. Si un día, los aficionados nos vamos, el fútbol desaparece, pero pocos lo entienden.
@hoeman
Gracias! Para mí, el tema del cariño se relaciona con la presencia: estar ahí. Los clubes grandes de verdad son sólo aquéllos que gozan de una masa social fiel desde siempre y de verdad.
Saludos!
@el doctor
Pues gracias, más viniendo de quien viene!
@javi
Gracias y un saludo!
@daniel arias
Un punto de vista interesantísimo y que no se me había ocurrido. Gracias por la idea, un saludo!
@silvi
Pues gracias de verdad!
@la quinta del buitre
Todos sospechamos que los tiene, pero estamos seguros de que no son justificados. Además, ya le hemos "pegado" algún palo tú y yo ...
@oktomanota
Sí, precisamente se me ocurrió poner una foto de The Kop por simbolizar en buena medida el tema del post.
Un saludo!
@ piterino
La verdad Pedro, es que Emerson para mí representa el declive de un Capello, que ha sido una decepción en toda regla.
PD: En mi blog tengo una interesante pregunta para tí, en el post 'PLAY'.
Un abrazo
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