jueves, julio 19, 2007

El teatro del absurdo.


Parto de la base de que los futbolistas son profesionales y, dado que se ganan la vida con esto, miran por sus propios intereses más allá de colores y pasiones. Como cualquier otra persona, es comprensible que aspiren a unas mejores condiciones de trabajo, un mejor salario o un mayor reconocimiento y prestigio social.
Ahora bien, los futbolistas deberían partir de otra base: los clubes son ahora empresas, pero nunca han dejado de ser un poso indeleble de sentimientos, recuerdos y de la identificación de miles de personas. Por eso, deberían manejarse con sumo cuidado en la fina línea que separa el corazón de la cabeza, pues de otro modo se convierten en auténticos agresores. El Villarreal, club modelo en crecimiento sostenido y gestión deportiva, ha sufrido en poco tiempo dos casos de jugadores que se manejan mucho mejor con la pelota que con las formas.

Riquelme es un futbolista como la copa de un pino. Juega como los ángeles, ve lo que casi nadie más puede ver y hace jugar a un equipo de cojos. Pero uno no es futbolista a tiempo parcial, y por eso se está fichando también a una persona. Román es un tipo excéntrico como la copa de un pino, transmite amargura hasta en la más dulce de las victorias y un amago de implicación resignada que hierve la sangre. Se siente acreedor de cualquier privilegio sabedor de su talento y de toda prebenda dada su trascendencia en el juego. Si su forma de pensar se llevase a la práctica, aún debería estar pidiendo disculpas por su fallo en el penalti ante el Arsenal el año pasado.

Ayala es uno de los mejores centrales del mundo, y ha protagonizado una operación sorprendente. Dejó el Valencia no se sabe muy bien por qué, firmó con el Villarreal no se sabe muy bien cuándo, y sin debutar se ha marchado al Zaragoza no se sabe muy bien por cuánto. Y todo ello en apenas unas semanas.
Dice Fabián que no ha hecho nada contrario a la ley, a modo de convincente razonamiento. Cierto, en tal caso, en vez de dar explicaciones delante de un micrófono, las daría ante un juez.
Quizá lo más indignante sea el vídeo que envió desde Venezuela, mostrando su orgullo amarillo y demás parafernalia del recién llegado. Salvo en casos excepcionales, uno no entiende esa necesidad postural de besar el escudo y enseñar viejos pósters de la infancia para tratar de ganarse a la gente desde el recibidor. El aficionado sólo valora la implicación en el campo y el esfuerzo día a día, justo lo que no aparece en los pósters ni se demuestra lanzando besos.

Cuentan que cuando al malogrado John F. Kennedy le reveló el servicio secreto que su amante Marilyn Monroe se acostaba con el capo de la mafia Sam Giancana, dijo con antológico estoicismo: “Al menos, espero que cambie las sábanas”.
El aficionado sólo exige compromiso y máxima entrega sobre el campo. Ya sabemos que son profesionales y se ganan la vida con esto, pero al menos que no manchen nuestras sábanas y nuestros colores con su teatro y sus milongas.
Foto: AP

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7 Comments:

At 10:41 p. m., Blogger Marco said...

Lo de Ayala es realmente muy confuso. De todos modos, bien criticado el show (ya cursi) demagogico de los jugadores recien llegados. Pero lo interesante en estos casos seria que, despues del jugador, aparecieran a hablar los representantes y los intermediarios, amen de los que ponen el dinero via internet.

Lo de Riquelme es inadmisible. Pone dos tiros libres y 54 problemas (dentro y fuera de la cancha). Siempre fue asi.

Saludos de Buenos Aires!!!

 
At 12:57 p. m., Blogger hoeman said...

De nuevo gran reflexión. Nos pese o no, el fútbol no es de los aficionados. Los clubes menos. Esa es la única realidad.

Después, sobre Ayala puedo decirte sin ningún tipo de dudas que lo que más le importa es el dinero. Para mí el mejor central de la última década, fuera del campo deja bastante que desear.

Sobre Riquelme, esto pasa por "endiosar" a los futbolistas desde bien pequeños, labor en la que todos tenemos muchísimo que ver.

 
At 7:26 p. m., Anonymous Anónimo said...

Es un caso increíble. Ayala ha quedada como un mercenario.

 
At 8:18 p. m., Anonymous Anónimo said...

LLevas razón en que los futbolistas deberían tener cuidado porque los clubs aunque lo parezcan no son empresas, "si entendemos a estas como máquinas para generar dinero", detrás hay mucho sentimiento, muchos corazones que gritan en mismo nombre y eso debería pensarse antes de venderse al mejor postor sin ningún escrúpulo.

Ayala a mi me encanta como jugador, me parece un tio muy válido en su puesto, yo nunca lo hubiera dejado ir pero la historia con el Villarreal me ha parecido muy fuerte. (aunque los amarillos aprenderán después de esta y no volverán a poner una cláusula tan baja ni al que vende palomitas...)

Un beso.

 
At 6:13 p. m., Blogger piterino said...

@calígula

Si ese lado oscuro del fútbol es esclareciera, hablaríamos de otro mundo. Saludos!

@hoeman

Gracias. Y discrepo: el fútbol es de los aficionados, y sólo así se entiende como es y funciona mejor. Otra cosa es que quienes mueven el cotarro no se enteren ...

@fernando

Tampoco quería marcarle a él ni a nadie como nada. Le han hecho otra oferta mejor y se ha ido, otra cosa son las formas y algunos gestos al sol ...

@silvi

La verdad es que supongo que no imaginarían que nadie la iba a pagar ...
Un beso!

 
At 11:19 p. m., Blogger zaragocista said...

Debo decirte que tu post me parece absolutamente soberbio.

Riquelme tiene una forma de ser demasiado especial. Cuando juega, divierte, pero solo lo hace si él mismo se divierte.

Ayala es especial en su carácter también. Quizás antagónico a Riquelme. El Zaragoza lo ha hehco bien e imagino que algo habrá seducido a Ayala. ¿El dinero?Probablemente.


Saludos.

 
At 11:30 a. m., Blogger Alvaro said...

Ayala ha demostrado ser un mercenario, como muchos jugadores más. Ven antes el dinero que la camiseta y si se tienen que ir al Al Ahly ese para cobrar más, se van.
Saludos.
Vuelvo de mis segundas vacaciones jajaja.

 

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