Cuento de Navidad.
Cerró la puerta de casa como si tal cosa, pretendiendo una normalidad rutinaria que no conseguía sentir. Hacía ya bastante tiempo que odiaba las fechas señaladas, ésas en las que todos se reúnen para celebrar algo, porque le obligaban a tomar conciencia de su situación, a recordar dónde estaba y de dónde venía, a caer en la cuenta del baile de máscaras de su día a día como macabra ficción de felicidad. No tenía con quién reunirse, y ni mucho menos había nada que celebrar. Tal vez por eso festejaba lo cotidiano, cuando no podía salir a la luz la oscura gruta en que se había convertido su intimidad. Tal vez por eso no soportaba los días que tenían alguna significación especial.
En un arrebato de dignidad, dejó la comida sobre la mesa del salón, entró en el vestidor y se puso su mejor camisa con la corbata azul de seda del último aniversario. Cuando empezó a peinarse delante del espejo, escuchó la sintonía y se apresuró a terminar: empezaba el discurso del Rey y las tradiciones hay que guardarlas.
Mientras desenvolvía la cena y se desataba el olor a fritura, cerró los ojos y trató de sentir los trazos de normalidad que tenía la situación. El hambre le golpeaba como cada noche, estaba igual de cansado que siempre y si bajaba el volumen de la televisión, reinaba el mismo silencio que le asustaba desde hacía meses. Intentó abrir los ojos, cenar y prestar atención a las palabras de Su Majestad.
Mientras desenvolvía la cena y se desataba el olor a fritura, cerró los ojos y trató de sentir los trazos de normalidad que tenía la situación. El hambre le golpeaba como cada noche, estaba igual de cansado que siempre y si bajaba el volumen de la televisión, reinaba el mismo silencio que le asustaba desde hacía meses. Intentó abrir los ojos, cenar y prestar atención a las palabras de Su Majestad.
Apuraba la segunda hamburguesa y el reloj reveló la hora clave: las nueve y media. No sabía muy bien por qué, quizá para dar los regalos a los niños a medianoche, pero era tradición a esa hora sentarse todos a la mesa, desenfundar la servilleta roja del nudo de Papá Noel y bendecir la mesa. Nada que molestase podía quedarse allí, ni siquiera el móvil de ella, el mismo que había interrumpido tantas noches de amor cuando una urgencia le reclamaba. Pertenecía a su vida anterior, pero no olvidaba ahora tampoco guardar las tradiciones. Cuando aquel pensamiento se convirtió en lágrima, decidió que ya había sido suficiente humillación.
Se sentó en el cabecero de la cama y dejó las gafas lentamente al lado de la foto. No recordaba exactamente el día de la misma; la ubicaba en algún momento entre el primer recuerdo y la última nostalgia, le martilleaba el corazón antes que la conciencia pero le servía a sí mismo para demostrarse que tuvo una vez una vida mejor.
Apagó la luz después de besar el escudo de yeso bañado en plata como cada noche y trató de disfrazar su amargura de pasión, tiñendo sus pensamientos de rojo y blanco, abrazado a su esperanza de un futuro mejor para un equipo que se arruinaba al mismo tiempo que su propia existencia. De repente, le asaltó una reflexión: lo único que conservaba de su vida anterior eran sus colores porque, a diferencia de todo lo demás, no podía decidir sobre ello. Había conseguido quitarse de encima todo lo que significaba algo para él y estaba en su mano, en una autodestrucción más cobarde que suicida. Ya nada dependía de él, ni siquiera una devoción futbolera que permanecía a su lado mientras todo lo demás perdía su sentido sin que nadie se compadeciera de él.
Respiró hondo y pensó qué habría en la nevera para comer al día siguiente.
Se sentó en el cabecero de la cama y dejó las gafas lentamente al lado de la foto. No recordaba exactamente el día de la misma; la ubicaba en algún momento entre el primer recuerdo y la última nostalgia, le martilleaba el corazón antes que la conciencia pero le servía a sí mismo para demostrarse que tuvo una vez una vida mejor.
Apagó la luz después de besar el escudo de yeso bañado en plata como cada noche y trató de disfrazar su amargura de pasión, tiñendo sus pensamientos de rojo y blanco, abrazado a su esperanza de un futuro mejor para un equipo que se arruinaba al mismo tiempo que su propia existencia. De repente, le asaltó una reflexión: lo único que conservaba de su vida anterior eran sus colores porque, a diferencia de todo lo demás, no podía decidir sobre ello. Había conseguido quitarse de encima todo lo que significaba algo para él y estaba en su mano, en una autodestrucción más cobarde que suicida. Ya nada dependía de él, ni siquiera una devoción futbolera que permanecía a su lado mientras todo lo demás perdía su sentido sin que nadie se compadeciera de él.
Respiró hondo y pensó qué habría en la nevera para comer al día siguiente.
Snow Patrol- Chasing Cars
Foto: www.andaluciaimagen.com
Etiquetas: Reflexiones
20 Comments:
Mi estimado amigo Pedro:
Quizás has conseguido hacerme sentir como te sientes tú cuando lees uno de mis artículos, y es emocionarme y ponerme los pelos de punta.
Ya sabes que no comparto el nivel de amor que tú procesas por tu equipo, y quizás sólo sea comparable con la propia destrucción de un amor pasado como tú tan bien relatas en este artículo.
Quizás también pueda ser protagonista de este cuento de Navidad, aunque quitando la pasión blanquirroja por tu equipo. Pero espero que tú no estés así nunca, ya somos suficientes los que lo pasamos mal en estas fechas. Además, a ti te encanta la Navidad por muy soso que seas.
Un enorme abrazo mi querido amigo Pedro y felices fiestas. Pronto nos veremos.
Pedro, me conmoviste nuevamente.
Cuando el desamor duele y los recuerdos de las horas felices hacen que nos sintamos una desdibujada caricatura de nosotros mismos, los colores queridos siempre estarán. Aunque quizá ya no nos importen.
Un abrazo a todos los que contuvieron las lágrimas en esta Navidad. Y otro más fuerte a quienes se animaron a soltarlas.
Triste, conmovedor, pero precioso a partes iguales, has dado en el clavo en tantas cosas... y pensar que a veces se intentan maquillar sentimientos, encerrarlos bajo 4 llaves, negar los efectos de la Navidad, y afloran con tus palabras tan bien expresadas. Espero que puedas evitar que ese dolor te consuma, vales mucho Pedro, no conviene esperar compasión, sino levantarse una mañana, y luchar por recuperar lo mejor de ti, pero mirando al futuro, p eso, que en el pasado te hacía feliz. Todo pasa, aunque a veces cueste, y las malas rachas pata tu equipo o para ti, también lo harán, en eso consiste la esperanza en el mañana, que es justo lo que nos mantiene vivos, y algo me dice que hay al menos una amiga a la que solo tienes que mandarle un mensaje y ya pensará ella algo para devolverte la sonrisa ¿vale?. Un abrazo escritor.
olvidé decirte en el post de arriba: que el café lo pago yo ;) .Cristina
Los colores siempre acompañan y muchas veces es lo único tangible que tienes así que este cuento no es tan de ficción como parece.
Una vez mas has vuelto a llegar a dar con un articulo que nos llega a lo mas hondo, no soy una persona que se emocione facilmente pero normalmente consigues que lo haga, lo haces todo con esa sencillez que te caracteriza... Un abrazo amigo.
LO leí ayer y lo leo hoy, y no me canso de hacerlo de verdad.
Es una realidad. Es que cuando los sentimientos por un equipo afloran, primero es imposible dejarlos aparte y segundo es una sensación tan especial que lleva a ser casi tu forma de vida. Yo siempre estaré orgulloso de los colores de mi equipo aunque a veces parezcan difuminados o incluso borrados.
Un abrazo.
@elías
Muchas gracias, pero a la hora de describir sentimientos y estados de ánimo no me puedo comparar contigo. Es lo que tenemos los sosos, nos gusta la Navidad pero no nos termina de convencer, jeje.
@aro geraldes
Como siempre, la réplica gana en tu caso en carga emocional al post.
Los colores siguen ahí, acompañando hasta a quienes no los conservarían si de su propia torpeza dependiera.
@cristina
Muchas gracias por todo, por leerme y por tus palabras. Dentro de muy poco nos vemos de nuevo, jeje. Un beso.
@sergio cortina
Todos los cuentos tienen su parte ficticia y su parte real. Un saludo.
@legalize 25
Pues muchas gracias, de verdad.
@zaragocista
Gracias, Álvaro. La verdad es que ese sentimiento de pertenencia, de representación, de identificación, ... no tiene igual.
De todas maneras, la situación del protagonista es un poco penosa, por mucho que sus colores le acompañen.
El post quería, además de recordar que el fútbol inunda nuestras vidas tanto como queramos, dejar constancia de lo secundario que resulta todo lo que aquí hablamos y discutimos día a día. Y si una imagen vale más que mil palabras, un recuerdo vale más que mil consejos.
Un saludo, gracias a tod@s!
Empezando por la elección de la fotografía, siguiendo por el texto y acabando por la canción, todo tu post de hoy es genial e insisto que no suelo regalar los oídos pero en tu caso no hacerlo sería un pecado.
De tu post esto es más o menos como París, siempre quedará el Athlétic no? Amigo, los colores no se eligen se llevan en el corazón y esos no se sabe el motivo nunca se pueden abandonar aunque se intente.
La canción es preciosa, lo suyo es leer el post mientras la escuchas, mejora lo que escribes ;-)))
"If I lay here
If I just lay here
Would you lie with me and just forget the world?
Un beso Pedro
Muy bueno. Sensacional post. Lo peor de la Navidad es el parón futbolístico.
un abrazo
Emotivo cuento, sí señor, la canción le va que ni pintada al texto. Realista y agridulce, crítica satírica a la sociedad actual. La gente nos regimos por costumbres y vamos adquiriendo vicios a lo largo de nuestra vida, y cuando te quieres dar cuenta, es imposible cambiar o no tienes suficiente fuerza de voluntad. Por eso, hay que disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Y al fin y al cabo... ¿la navidad? Una excusa para pasar tiempo con la familia, en el mejor de los casos.
qien diria q la istoria iba a acabar asi... joer, no me esperaba q terminases ablando del athletic aqi...
pero tienes razon, siempre, en cualqier momento, asta cuando peor lo pasas, te afloran los recuerdos de tu eqipo, algo q se lleva en la sangre. te puede dejar la novia, puedes tener alguna deuda importante, puedes perder el trabajo, te pueden pasar mil cosas, q siempre, en algun momento, mienras reflexionas, te pasa, aunq sea fugazmente, los recuerdos de tu eqipo por la cabeza. eso es la magia del futbol.
un abrazo, crack
ZORIONAK ETA URTE BERRI ON
x cierto, pedro, me gustaria poder hablado contigo, en mi perfil esta mi direccion de correo electronico, por favor, contactame
Feliz 2008 piterino! Un gran saludo.
Han aconsejado tu post en el blog de Silvi, y después de leerlo lo entiendo.
Al leerlo me he ido metiendo con todo lo que yo me identificaba, y al final me puede hasta imaginar que soy el niño que hay sentado en las escaleras.
Saludos y feliz año
Hola a todos. Ya está disponible el Ranking de Blogs de Fútbol Diciembre 2007. Un saludo para todos y feliz año!
Piterino
Que no tengo nada en contra de Álvaro eh....pero todavía no me cambié el nombre jajaja.
Un abrazo.
El cuento de Navidad es triste y real. Y cuando entre toda esa nostalgia ves que hay personas que pueden sacar como positivo el amor a los colores de la camiseta de su equipo, entonces en ese momento te das cuenta que todo el mundo que envuelve al fútbol vale la pena.
Feliz año
No me refiero a que todo el mundo valga la pena me refiero a que el mundillo ese de famoseo y vanalidad que a veces envuelve al fútbol cobra sentido con estos sentimientos de la gente.
Saludos
@silvi
Gracias, de verdad. La verdad es que son precisamente las cosas del corazón las que uno desearía con más fuerza poder manejar, pero supongo que es lo que hay.
@fernando sanchez postigo
Pues sí, es cierto, nunca me cansaré de criticar el parón navideño.
@hoeman
Precisamente saber disfrutar los pequeños placeres siempre me ha parecido uno de los grandes secretos que nos hacen sentirnos bien y ser felices (o lo más próximo a ello). Coincido con tu visión de la Navidad, aunque siempre ha sido uno de mis momentos preferidos del año.
@christian
Sí, pero la tristeza es aún mayor si cuando te intentas refugiar en tu equipo de fútbol te entran otra vez ganas de llorar. Urte berri on!
@ava_adore
Igualmente!
@oscar
Pues gracias a Silvi, y gracias a ti también por la visita y por tus palabras.
@rubén uría
Ya lo he visto, gracias por acordarte de mí un mes más, un abrazo!
@zaragocista
Ha sido un lapsus. Usted perdone, don Guillermo, jeje.
@víctor
Muchas personas tienen grabada su pasión por unos colores como una rasgo básico más de su personalidad, y para un profesional, el hecho de saber que hay tantos sentimientos en juego dependiendo de su labor (aparte de tiempo y dinero invertido, que no lo cuento ahora) debe ser un estímulo enorme.
Comparto tu visión de cómo todo lo "puro" que rodea al fútbol adquiere sentido si uno piensa así.Feliz año a ti también.
Un saludo, gracias y Feliz año a tod@s!
Pues un cuento precioso, y no se si todo lo que relatas lo has vivido en tu propia carne... es triste lo que comentas sobre el Athletic, cada vez que hablas de tu equipo es complicado pensar en positivo, y por eso se hace duro refugiarse en el fútbol cuando las cosas van mal.
un abrazo Pedro, y feliz 2008!
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