jueves, junio 29, 2006

Eterna revancha.

Lo bueno que tienen las cosas instantáneas es que suelen dejar sensaciones eternas, al menos en lo constante de su temporalidad. Y viceversa, las cosas eternas suelen llevar aparejadas vivencias pasajeras, cuando no fugaces. Por eso el fútbol, que es eterno en sí mismo, convierte las victorias y las derrotas en meros momentos: para las selecciones la alegría y la decepción duran cuatro años, en el fútbol de clubes pueden llegar a durar sólo cuatro días.
Entonces, ¿por qué el fútbol es eterno? Pues porque siempre hay alguna cuenta pendiente, siempre hay opción de venganza.
Escribía Aldous Huxley que "solamente entregando nuestra atención y nuestra fe a la eternidad podemos impedir que el tiempo convierta nuestra vida en una bufonada diabólica", y quizá podríamos coger esta frase para explicar el sentido del fútbol desde la derrota.

A todo esto, el Mundial nos ofrece tres ejemplos de la eterna revancha que es el fútbol. Inglaterra se mide a Portugal con cuentas pendientes muy recientes. El penalti de Beckham a las nubes fue el principio del fin del sueño inglés en la Eurocopa. Ahora, los lusos han perdido algún efectivo y su condición de anfitriones. Veremos en qué tejado termina la pelota.

En otro punto de Alemania, Brasil se encontrará con Francia donde todos esperábamos a España. Aún no se ha olvidado en la canarinha su último disgusto a nivel mundial el día que Francia se hizo grande. Tampoco Ronaldo habrá olvidado "lo suyo" y eso siempre es un peligro. Ya no está Petit para cortar su coleta pero sí Zidane para adorarle la calva por última vez en su carrera. Por poner los nombres de los dos ejecutores de aquella mágica noche parisina.

Pero antes de nada, Alemania y Argentina enfrentan dos espíritus ganadores, dos estilos de llegar a la victoria tan diferentes como eficaces. Tan acostumbrados están a verse las caras en momentos decisivos que da la impresión de que el duelo llega demasiado pronto. Alemania no puede salirse del guión en el Campeonato de todos los tiempos, y menos aún cuando se celebra en su casa. Además, se acuerdan de México y no están dispuestos a repetir esa historia. Por su parte, Argentina perdió en 1990 el cetro mundial cuando los alemanes se coronaron en Italia gracias a un penalti que no fue. Aquello fue la venganza de lo sucedido cuatro años antes. Ahora, los argentinos buscan redoblar la apuesta: la revancha de la revancha. Cosas de la eternidad.

3 Comments:

At 1:34 p. m., Blogger Salanova said...

Gran post,
Has recordado a Petit al que de pequeño le tenía un cariño especial.
Por cierto Gran frase la que has puesto.
Alemania-Argentina son muy parecidos en sentimientos los dos lo viven muchísimo y han sido rivales dos finales seguidas.Alemania ahora jueg abien y todo,m encanta Klisman espero que siga así ha hecho que Alemania me gusté y a Argentina la adoro,espero disfrutar muchísimo y que gane el mejor.
Saludos

 
At 4:34 p. m., Blogger Csai D. said...

Si bien lo viven muchísimo, la intensidad es tan diferente. De los alemanes siempre que los veo celebrar parece que desprenden una melancolía... algo así como ¿cuántos mundiales tendremos que ganar para borrar las infamias del pasado?
En los brasileños se desata una extrema alegría, baile, música, carnaval. Es el único país del mundo en el que se paraliza él 98% de la población. Vistos los cuatro equipos que pueden estar en semis, me decanto por una final BRasil Alemania.

 
At 12:05 a. m., Blogger piterino said...

@salanova
Gracias por entrar. Yo disfruto de todos los grandes equupos y ambos, a su estilo, lo son indudablemente.

@elías
Gracias a ti por entrar y dar tu opinión. Es verdad, ¡qué cantidad de sentimientos fluyen en un partido!

@csai d.
Todos apostábamos por esa final, pero ya va a ser que no... Si hay que apostar, ahora lo hago por un Alemania- Francia.

 

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