Ustari, desde el potrero
El proceso de maduración de un futbolista es igual de bonito y, desde luego, mucho más entretenido que ver crecer una planta o germinar el trigo. De la misma forma en que un olivo y un roble no crecen al mismo ritmo, ni llegan a la misma altura y cada uno de ellos requiere una serie de atenciones y nutrientes, los futbolistas no crecen igual, ni llegan a alcanzar el mismo nivel, y además hay que tener en cuenta el factor humano y todas las exigencias y relaciones que le son implícitas.
Pero hay que introducir aquí, hablando de los jugadores y su progresión, una distinción más que tiene que ver con las demarcaciones en el campo. Porque un delantero (en general, un jugador de ataque) debe pulir una serie de defectos típicos de la inmadurez (frialdad en la definición, utilización del cuerpo en la porfía y la anticipación, ...) pero buena parte de los excesos propios de la inexperiencia le son aprovechables y le hacen destacar desde un principio, y hablamos de los excesos derivados del descaro. En pocas palabras, un delantero inexperto con mucho por pulir pero con un talento descarado ya se puede acercar al primer nivel.
Y hay otros puestos que requieren un proceso de maduración más pausado, que requieren un mayor rodaje para andar con fiabilidad; y yo destacaría al central y al portero. Cuando un central destaca por su velocidad en corto para anticipar, se descolocará con facilidad y, a la inversa, si se posiciona bien llegará tarde a muchos cruces y balones diagonales. El asunto de un portero es más complejo porque hay muchas aristas de excesos o defectos por pulir que sólo el tiempo y asumir y corregir errores empiezan a enderezar.
Por eso gana importancia la talla de Óscar Ustari, el joven arquero de Independiente. Meta de la selección argentina sub'20 campeona del mundo el pasado verano, indiscutible titular ya en el Rojo de Avellaneda y con muchas papeletas para entrar en la lista de José Pekerman con la absoluta albiceleste en el próximo Mundial.
Cuesta encontrar porteros de su talla a tan temprana edad que aúnen talento y sobriedad, el descaro propio de la juventud con una escasez de aristas defectuosas llamativa. ¡Qué portero!
3 Comments:
Es cierto que el jugador madura con el tiempo y cada vez se hace mejor. Pero hay puestos que requieren de más tiempo para su maduración. El del portero y el del central, dos puestos a la vez claves en un equipo de futbol, necesitan de más tiempo para que el jugador se asiente y demuestre su potencial. A mi me gusta Ustari, me parece un portero muy sobrio, que se deja de florituras y que va a lo que tiene que hacer. En Argentina le pidieron como portero titular de la selección.
Es que hacía tiempo que no me gustaba tanto un portero joven como me gusta Ustari. Si no me equivoco, Argentina tiene porterazo para muchos años, porque es del 86.....
Así es piterino es del 86, 20 añitos nada más.
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