jueves, enero 24, 2008

Genios sin pelota.


Es curiosa la capacidad del fútbol para generar talentos de dudoso aprovechamiento. No resulta fácil encontrar otro juego en el que jugadores con las mejores condiciones innatas se despidan sin margen de gloria entre el aburrimiento y la vulgaridad. Una prueba más de la extraordinaria complejidad que encierra un mundo en apariencia tan sencillo.


Los hay que no se ubican en el campo, y entonces pierden el sentido del juego. Suelen ser víctimas del cambio climático futbolístico: la desaparición del atrevimiento y el deshielo de la mezquindad del resultado; una suerte de especies en extinción sin reserva natural disponible.
Algo así le ha debido de ocurrir a Recoba, un jugador fenomenal, una pierna izquierda descomunal, un coronel de la pelota que no tiene quién le escriba. No tiene fuerza para jugar en banda, ni recorrido para hacerlo en el pivote, ni espacio para respirar en el área. Así que nos hemos acostumbrado a verle en un banquilo y ya a nadie le sorprende. Lo que no tiene es perdón de Dios.


También los hay que pierden el sentido del juego, y es entonces cuando no se ubican. Les define la inconsistencia, no entender que vestidos de calle siguen siendo futbolistas, la inconsciencia del que no sabe seguir siquiera un camino marcado. Son verdaderas gambas de carne y hueso: sus piernas, su cuerpo y su corazón valen su peso en oro, pero la cabeza la absorbe todo lo que rodea al fútbol.
Adriano atravesó un drama personal y en vez de tomar al fútbol como obligatoria excusa para mirar hacia adelante, lo recibió como un motivo más de preocupación. La fuerza destructiva del alcohol como refugio de incautos y una personalidad de chicle hicieron el resto, así que quien esté interesado en seguir ahora sus andanzas debe aficionarse al Torneo Paulista.
Es un lujo impracticable, como el de la señora ricachona y obesa que se compra vestidos de alta costura y sólo los puede mostrar a los más allegados bien planchados en el armario.


En asuntos de recorrido, nada ocurre por casualidad, pero algo pasa en el fútbol cuando hay tantos genios en la penumbra y tantos mediocres acaparando todos los focos.
Indras- Lejos del Altar
Foto: http://www.cadenaser.com/

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domingo, enero 20, 2008

Viva el fútbol.




Fútbol es gran crisol de sensaciones,
razas, culturas y religiones.
Una gatera, una locura, un vicio,
el más antiguo oficio,
capaz de conmover los corazones
al aire en mostradores sin servicio.


Fútbol cruel a la vez que delicado
camina la conciencia a nuestro lado.
No hay ruta, ni entrada ni salida,
el arte de la vida.
Morir sin ser feliz en el pecado
viviendo con la muerte compartida.

Vivir esta pasión es un derroche
de himnos hacia el cielo sin reproche.
Es el fútbol, la fiesta cotidiana,
si pierdes o si ganas.
Soñar en rojiblanco por las noches
y hacerlo realidad cada mañana.


Un domingo de enero. Día reservado al fútbol, mes dedicado a promesas de incierto futuro. En definitiva, un momento ideal para que todos reflexionemos un poco: desde el primer directivo hasta el último aficionado, el entrenador que más grita y el árbitro que menos escucha, periodistas, columnistas, presuntos expertos, y por supuesto los jugadores, que para eso definen el juego. Quienes viven en este mundo y quienes nos acercamos todo cuanto podemos mientras ruedan nuestras vidas.
Cada problema que rodea al fútbol es un síntoma de que nuestra pasión colectiva está expuesta a riesgos de desnaturalizarse y todos somos un poco responsables de que no suceda. Hagamos del fútbol un lugar donde tantas ilusiones depositadas alimenten sueños de porvenir.





The Beatles- Ticket to Ride


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miércoles, enero 16, 2008

Individuos.


Llegaba el Real Madrid al campo del Levante con unos números de asustar y una hoja de servicios inmaculada para medirse al peor equipo de la Liga en mucho tiempo. Aunque parezca mentira, unos problemas estomacales de su portero mantuvieron en vilo a todo el mundo, como si la inmensa distancia entre los rivales dependiera de quién jugara con guantes. Claro que si el que se los pone es Iker Casillas todo parece algo más lógico, acostumbrados como estamos todos a su papel estelar. Así que resulta que en el equipo más fiable de las últimas décadas marca la diferencia un jugador que nunca sale del área propia.
El Barcelona ha armado una plantilla repleta de fenómenos con un arsenal de talento en stock sin comparación. Arranca la Copa de África y Samuel Etoo se marcha a Ghana un mes. Aunque parezca mentira, la reunión de lo más granado de la galaxia busca voluntarios a mano alzada que aporten el orgullo y el gol que se marchan con Etoo de excedencia.

Total: hay individuos cuya presencia o ausencia genera ansiedad a todos.


La temporada del Milan estaba siendo desangelada y mustia después de ganar la Liga de Campeones y no renovar ilusiones en verano. El campeón de Europa no había ganado un solo partido en su campo y deambula en la clasificación de la Serie A no se sabe muy bien por dónde.
Pero bastó ver debutar a Pato y todos se soltaron la melena: San Siro se llenó de pancartas y ruidoso colorido, Ancelotti alineó dos delanteros, Ronaldo jugó, corrió e hizo dos goles, ... Aunque parezca mentira, al equipo más laureado del nuevo siglo sólo le ha devuelto la sonrisa un jugador joven que sólo puede iluminar el futuro.

El Valencia vive momentos de convulsión a todos los niveles que uno pueda imaginar. El entrenador ha decidido quitar de enmedio a tres de los símbolos recientes del club. Aunque parezca mentira, entre todas las opciones que tiene un equipo grande para mirar hacia adelante con optimismo, se ha optado por eliminar tres caras singulares visibles del pasado reciente que se quiere olvidar.

Total: hay individuos cuya capacidad para afectar las ilusiones es tremenda.


Cuando prima el trabajo en grupo y la generalización relativizada de las ideas, nos tenemos que manejar en términos globalizados y el bosque da escasa importancia a los árboles, reconforta descubrir que el juego aún pertenece a los jugadores.
Para los que viven su pasión por el fútbol desde la absoluta soledad, comprobar que en un mundo tan colectivo el individuo es tan importante es todo un alivio.
U2 & REM- One
Foto: AP

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domingo, enero 06, 2008

Peter Pan.

Hay muchos que necesitan tener la esperanza de un final feliz para seguir con atención un relato. Les pasa a los niños con los cuentos, a los adultos con sus relaciones sentimentales y a los aficionados al fútbol con la carrera personal de los jugadores.
Ocurre que no siempre los relatos encuentran el desenlace esperado, y así si pudiera preverse con antelación algún declive prematuro o inesperado descendería el contagio masivo de muchas sonrisas. Recordemos una historia.

Había una vez un lugar sencillo y tradicional, donde la conciencia era colectiva y la costumbre era ley. Su monumental casco histórico y su glorioso pasado mantenían bien alta la cabeza de sus gentes, la misma que reflejaba el inquebrantable orgullo de identidad y pertenencia. Pero hacía ya tiempo que el triunfo se movía en parámetros mercantiles, de compra y venta de valiosos mercenarios, de tecnologías importadas, y no consistía ya en una lucha entre porciones de tierra. Nada es lo que parecía, nada parece lo que era. Un día, aquel lugar recuperó la esperanza.

Creció entre ellos un niño que reunía los antiguos rasgos de grandeza que conservaba la memoria social: un león orgulloso y dominante, fiero en la distancia, bello en la cercanía. La melena al viento le identificaba, la fuerza del espíritu le distinguía. Era listo, guapo, inteligente y habilidoso. En la penumbra del fracaso, era la única luz que iluminaba el porvenir; en el reino del desencanto, él era el príncipe de la ilusión.

Dichosos y animados por el nuevo héroe, las gentes de aquel lugar volvieron a mirar al frente, enfrascados en un día a día inesperado, una nueva rutina en la que volvían a exhibir con desaire los símbolos del corazón, mirando de frente a quienes les escupieron durante tanto tiempo en la solapa. Tan dichosos y tan animados estaban que nadie se dio cuenta de que Peter Pan había dejado de crecer. Se estaba acabando la animación, los barcos pirata y la inocente obsesión por el tiempo: un niño de carne y hueso lideraba los designios de un reino de adultos sin destino.
Hasta que la luz de su figura no era ya más que un estrecho hilo de ceniza, nadie se atrevió a hacer nada.

Aquellas gentes sintieron cambiar sus vidas porque creían en un final feliz, necesitaban sentir que todo aquello duraría para siempre. Peter Pan preparó su equipaje, ocultó la cabellera bajo un gorro sin pluma e inició su camino por las montañas del olvido. Cuentan que en aquel lugar no ha vuelto a salir el Sol y que el agua de los estanques devuelve la imagen de miles de corazones en ruinas.










The Cure- Boys don't Cry
Fotos: El Correo Digital

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